«Nada es verdad» de Veronica Raimo

La recomendación de hoy es un retrato generacional muy ameno, que descubre las angustias y sinsabores con las que nos obsequia la vida mientras transitamos por la infancia y adolescencia.

Con la proximidad que da la primera persona, Veronika Raimo (Roma, 1978) da voz a Verika, una niña de ocho años nacida en un barrio de Roma, en el seno de una familia algo excéntrica, para ofrecernos el álbum vivencial de los años que forjaron la mujer que es hoy.

Más allá de las anécdotas o aventuras que constituyen el corpus de la novela, el punto medular de «Nada es verdad» es ese mar tumultuoso de afectos que dibuja la pequeña en los episodios escogidos. Cuidando una estética realista, desvela con especial fidelidad su rebelión con el entorno, sus angustias, sus estrafalarias obsesiones. El estilo narrativo puede resultar irreverente en algunos momentos, pero siempre desprende ternura y verdad. Nada de imposturas gramaticales ni florituras eufemísticas. La pequeña Verika llama a las cosas por su nombre y el lector queda seducido por esa forma virginal de relacionarse con el lenguaje.

No descubro nada si digo que durante los años en los que aprendemos a andar por el mundo recibimos el asedio de los afectos. Atravesar la adolescencia es luchar contra un ardor emocional que amainarán los años. Todo lo sentimos en grado superlativo a esas edades y, en el tren de la vida, nos cuesta bajar de vagones que nos llevan a estaciones desconocidas. La desesperación es tormentosa y la soledad es apabullante, como la dicha es jubilosa y el placer indescifrable. Igualmente, los seres con los que crecemos son para nosotros dioses benditos o los más viles diablos. Nada nuevo en la metamorfosis natural que experimenta cualquier ser humano. El mérito de la italiana es penetrar en la intimidad de Verika con una prosa limpia y conseguir que el lector participe de su caótico universo infantil.

«Nada es verdad» de Veronica Raimo (Roma, 1978) fue ganadora del Premio Strega Giovani y su publicación causó sensación en Italia. Os recomiendo que os dejéis envolver por la mirada de esa niña que cuenta, con el nombre que tienen las cosas, la apasionante aventura de crecer.

Buenos días y buenas lecturas.

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