«La cadena» de Adrian McKinty

El bueno de Kierkegaard decía que el miedo está en la raíz de todo mal. Excelente puesta en escena de este axioma es la novela que traigo hoy, un thriller muy original cuya lectura recomiendo a los amantes del género.

Su título es «La cadena» de Adrian McKinty (Belfast, 1968), brillante representante de la nueva generación de escritores de novela negra en lengua inglesa.

La historia comienza una mañana cualquiera, cuando una mujer (Rachel) deja a su hija de 13 años en la parada del autobús, camino del colegio y, de regreso a casa, una llamada telefónica le informa que la tienen secuestrada. Si quiere verla de nuevo, deberá seguir estrictamente unas instrucciones: pagar un rescate y secuestrar a otro niño. Para mayor sorpresa, resulta que quien ha llamado a Rachel es una madre como ella, cuyo hijo también ha sido raptado y, atención: si esa madre no cumple esas mismas instrucciones, el niño morirá y la hija de Rachel también. De este modo, esta mujer, que volvía a su casa tan feliz y contenta como cualquier otro día, sin comerlo ni beberlo, entra a formar parte de La Cadena, un monstruo espantoso que se protege a sí mismo y convierte a padres de familia, en cuestión de segundos, en víctimas y en criminales. Este es el tuétano argumental.

Tras esta aberrante red de secuestros, alguien se está enriqueciendo. ¿Quién hay detrás de este juego macabro y qué quieren los organizadores de La Cadena? Lo más importante es que La Cadena continúe, que el sistema se mantenga en marcha. Cada eslabón es único y una vez has entrado en esta jaula, formas parte de ella para siempre. Las personas elegidas deben tener dinero, pero también ser competentes y manejables. Y estar asustadas, como está Rachel cuando recibe la primera llamada. Un eslabón fuerte con pocos dólares en el banco es mejor que un eslabón frágil, aunque sea millonario, porque quien está detrás de La Cadena quiere el dinero de los rescates, pero teme al miembro que podría desbaratar o interrumpir el montaje.

Rachel es divorciada, pero ante todo, una mujer profundamente decidida y valiente. Ha sobrevivido a un cáncer. Sobra añadir que quien ha sido capaz de litigar con la enfermedad más dura que el destino puede darnos, ha de ser fuerte para afrontar esta monstruosa pesadilla. En La Cadena todo está perfectamente organizado. Para pagar el rescate, le indican que debe comprar bitcoins e ingresarlos en una cuenta de titular desconocido.

El arranque de la novela es inédito, desde luego. Los acontecimientos se suceden a un ritmo frenético y una entra en esta espiral angustiosa como quien se desliza por un tubo oscuro desde el que va cayendo y ganando velocidad sin saber a dónde nos llevará. Cuesta imaginar lo que es capaz de hacer una madre para salvar la vida de un hijo.

La Cadena es despiadada, exigente y deja huella para siempre. Quienes forman parte de ella, no pueden desertar, escaparse, llamar a la policía, ni ir a ninguna parte donde no vayan a encontrarse. Cada paso dado pone en peligro sus vidas y la de sus familiares. Y si algo falla en el secuestro, debe buscarse otro niño y seguir las instrucciones, o se irá con San Pedro.

En términos generales, la novela me ha gustado, si bien la he encontrado algo irregular en su estructura. Posee un potente arranque, por la originalidad del planteamiento, pero una vez se traspasa el meridiano del libro, la narración pierde fuelle a cuenta de tejer una situación prácticamente insostenible en la vida real. Resulta inverosímil mantener activo en el tiempo este mecanismo de perversión, en virtud del cual uno se ve obligado a pagar un rescate por recuperar a su hijo y, además, a secuestrar al de otra familia. Lo que uno sea capaz de hacer o no por salvar la vida de un hijo trae ecos del viejo dilema moral de los límites de la bondad/maldad del ser humano y ese aspecto es interesante. Con todo, insisto, el final no es redondo. La trama es resuelta con menor gramaje de suspense y originalidad que nos cautivó en su planteamiento y en los capítulos iniciales. A una le da la sensación que había que cerrar la novela como fuese y el broche final no sorprende, no emociona, ni añade brillo a la narración.

En definitiva, Adrian McKinty nos obsequia con un thriller muy entretenido, muy fácil de leer y con un nudo argumental que invita a reflexionar sobre el tema universal de los lindes del bien y del mal. Para ello, escoge a una madre y la somete a una situación asfixiante emocionalmente. Su objetivo es ponerla a prueba para ver hasta qué punto es capaz de infringir el mismo mal a otro ser humano, por mantener encendida la llama de su hijo.

Buenos días y buenas lecturas.

2 comentarios en “«La cadena» de Adrian McKinty

  1. Qué curioso, estamos ante una estafa piramidal de esas que a veces saltan a la prensa. La diferencia, la terrible diferencia, es que aquí el interés que se puede recibir por el dinero aportado es nada menos que la vida de tu propio hijo. ¡Terrible!

    Leída tu reseña me da que la novela tiene pinta de estar la mar de bien, aunque también me da que es una historia más para verla que lpara leerla. En fin, no sé. Si me la cruzo por ahí quizás la lea, pero no prometo nada.

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