
Hoy recomiendo una novela corta de una de las autoras más virtuosa de las letras actuales. Amélie Nothomb (Bélgica, 1966) es, tal vez, la escritora de mayor hondura psicológica y sencillez de trazo que podemos encontrar. Todo lo que hace es refinado. Literariamente, refinadísimo. Gusta de amagarse en el confuso mundo de la infancia (tal vez, porque la suya fue bastante tortuosa), desnudar sus miedos, a través de originalísimas creaciones. Deslumbra por ese toque mágico del oficio, tan suyo, tan propio, que la convierte en un género en sí misma.
«El crimen del conde Neville» se nos presenta como una fábula. Una fábula moderna que resulta tan ingeniosa como apasionante. La destreza narrativa de Amélie Nothom es, insisto, deslumbrante. Capaz de penetrar en el fondo de las cosas, consigue llegar al lado opuesto. Sabe ser luctuosa y graciosa, atrevida y prudente, mordaz y benévola, temerosa y valiente, elegante, fastuosa, clásica, actual, perversa, juiciosa, cortés, melancólica…
El argumento está labrado con originalidad y un toque fantástico. Recuerda bastante a la obra de Oscar Wilde titulada «El crimen de Lord Arthur Savile». A punto de casarse con la hermosa Sybil, de la que estaba locamente enamorado, y en el trascurso de una fiesta en Londres, Lord Arthur Savile hace que un famoso quiromántico le lea la mano. Este le anuncia que va a cometer un crimen. Víctima de la desesperación, Lord Arthur se pasa toda la noche dándole vueltas al asunto antes de suspender su boda. No voy a contar aquí las peripecias que el bueno de Wilde hizo afrontar al noble inglés, pero tenía que librarse del trabajo sucio antes de unir su destino a la mujer que amaba.
En la novela de la belga el guiño a Wilde es más que evidente, y la profecía, semejante. El conde Neville (Henri) acude a casa de una vidente a recoger a su hija (Sérieuse), fugada del castillo familiar la noche anterior. La vidente la encontró en pleno bosque tiritando de frío. Sérieuse está llena de las penurias y traumas con las que nos obsequia la adolescencia. Vive con temor y se escapa de casa queriendo poner a prueba si es capaz de sentir.
Su padre pertenece a una familia de alta alcurnia social, pero su economía atraviesa un momento crítico. Por eso acude a la vidente. Para encontrar alguna luz que le ayude a salvar su situación financiera. El matrimonio de Henri y Alexandra está desesperado y se plantean vender el castillo donde viven. Precisamente, en él van a celebrar una fastuosa fiesta y a ella está invitada la flor y nata de la sociedad. Antes de llevar a Sérieuse a casa de su aristocrático padre, la vidente toma la mano del conde y le anuncia: «Pronto dará usted una gran fiesta en su casa. Durante esa recepción, usted matará a un invitado». La intriga está servida. ¿Acabará, como anuncia la vidente, con un asesinato?
La novela tiene un giro final atinadísimo. Magistral cierre, qué os voy a decir. Deja atónito al lector y reivindica lo difícil que es hacer fácil la creación literaria. En definitiva, lectura muy recomendada para quienes gusten de textos inteligentes y originales.
Buenos días y buenas lecturas.

Una reseña acertadísima. Como siempre, Nothomb no deja de sorprender. Mi admiración por ella se renueva en cada nueva novela. No te pierdas Los nombres epicenos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, MaryCarmen, por tu aportación al blog. Y desde luego, por recomendarme ese título que mencionas. Me haré con él. Estoy contigo en la genialidad de la autora. No tiene novela mala. Es buena o muy buena. Por mi parte, te recomiendo «Cosmética del enemigo». Un saludo 🤗.
Me gustaMe gusta