Quiero rendir homenaje a un libro que quedó finalista en la edición 56 del Premio Planeta. Más allá de rendir pleitesía a la autora por este reconocimiento, una descubre que la escritora valenciana es una artesana de emociones. Una excelente espeleóloga de la psicología femenina que, con una prosa limpia, sencilla, sin alambiques, crea atmósferas tapizadas de conmoción.
Sus personajes, Elena Lamarc y Carlos Company, nacen en una España convulsa y viven una tormentosa relación de luchas y sueños.
Con una claridad expositiva magnífica, Marta Querol concita al lector a embarcarse en una lectura cómplice que le agarra por la yugular de una forma inmisericorde. Insisto, la autora es una fina creadora de ambientes que dotan de decorado psicológico a unos personajes en un entorno hostil, en el que ellos se desenvuelven con naturalidad. Sumidos en una batalla sin cuartel, los protagonistas (Elena y Carlos) van desplegando toda suerte de sentimientos encontrados que culminan con giros epifánicos que se traducen en un rapto emocional en el lector. Esas sorpresas bañan de complicidad la historia, todavía más, en el caso de que el lector sea una mujer.
La infidelidad, el doble juego de la mentira y hasta la muerte flirtean el relato en medio de recuerdos y añoranzas por tiempos pasados. Como una artesana con fina gubia, la autora ha pintado con sutil belleza la psicología de una mujer, de una época, de una ciudad, de una vida.
Buenos días y buenas lecturas.

Excelentísima reseña de una de las mejores obras del planeta . Pero, llamarla artesana de las emociones, no le hace justicia por la calidad de sus dotes literarios, humanos y metafísicos; cualidades que devienen en una artística de consumada clarividencia y lucidez psicológica, social, política y religiosa
Me gustaMe gusta
En vez de artística, quise decir artista.
Me gustaMe gusta