«Las deudas del cuerpo» de Elena Ferrante

            deudas

    Las deudas del cuerpo es la tercera entrega de la saga Dos amigas. Continúa la prodigiosa recreación de la vida de estas dos chicas napolitanas (Lenù y Lila), aquí ya adultas y posicionadas socialmente.

     Como sucede en los dos volúmenes anteriores (La amiga estupenda y Un mal nombre) para que el lector no pierda el hilo conductor de la narración, abre el relato un índice de personajes y una breve descripción de sus circunstancias.

     El elemento temático que define a esta tercera entrega es el conflicto social. Aunque ya en la segunda entrega el entorno va cobrando fuerza en el crecimiento de nuestras protagonistas, aquí se manifiesta en todo su esplendor. La sociedad en la que crecen Lenù y Lila es un personaje tan vivo como ellas. Ferrante retrata una sociedad italiana convulsa, en plena transición, que lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Como tinta negra que se escampa, la lucha de clases y los conflictos sindicales se vierten en el papel para ir invadiendo el relato, hasta llegar a mezclarse con el lado más íntimo de la vida de nuestras protagonistas.

     El vocabulario también se hace adulto. Las descripciones, sin abandonar del todo la introspección, adquieren un brillo más realista. Aparecen los problemas matrimoniales de Lenù (se ha de separar de un hombre que la maltrata) y de Lila (mantiene una relación con un hombre inseguro). Palabras que hubieran resultado inapropiadas en unas niñas, ahora encajan bien con una vida adulta (en la pág. 161 utiliza «polla» y en la 185 «follar»). El lector es cómplice de esta prosa, porque sigue siendo la más natural, directa y precisa para contarnos lo que está pasando. Y la complicidad es tal, que una cree que ha crecido con las niñas. He de confesar que la sensación que tuve como lectora cuando llegué a este punto fue como si la autora me cogiera de la mano y me dijera: ahora ya puedes leer todo lo que pasa. Sin censuras.

     Hay que mencionar también otro cambio importante. El que afecta al punto de partida de la narración. Si en los primeros capítulos (y hablo de la obra completa) la acción transcurría del interior (la conciencia) al exterior (la vida), ahora la narración arranca en el exterior (en el trabajo, sobre todo) y se ancla en el interior de cada cual. Los problemas relacionados con el ambiente afectan a todo el friso de personajes, que ya son conocidos por el lector.

     Elena Ferrante sigue retratando, a ritmo acompasado, todo lo que les pasa a estas dos muchachas. La pluma certera de la italiana cincela todo lo que nos cuenta con idéntica maestría: tanto lo que sucede en los personajes como lo que sucede a los personajes. Su aproximación a la psicología femenina posee la precisión de un entomólogo. Es atinadísima. Nos habla con enorme lucidez de los tormentos que padecen estas chicas. Pero también de sus deseos y de sus ilusiones. Sus protagonistas crecen, luchan y maduran. Pero sobre todo, aprenden a vivir. Lina y Lenù son dos amigas, pero son dos heroínas que hacen de su vida un camino de crecimiento personal que nos atrapa.

     La prosa viral de la italiana contagia entusiasmo. Tal vez, el secreto está en que nos cuenta lo grande (el crecimiento interior de las dos amigas) a partir de lo pequeño (su crecimiento físico). Es decir, lo importante a partir de lo banal. O tal vez, en que posee la virtud de hacer fácil lo difícil. Qué más da. El caso es que una siente el deseo febril de seguir leyendo. La cálida, transparente y excelente palabra de Elena Ferrante destila vida.

      Buenas tardes y buenas lecturas.

sagadosamigas

2 comentarios en “«Las deudas del cuerpo» de Elena Ferrante

Deja un comentario