«El baile» de Irène Némirovsky

El baile IMAGEN   El baile es un relato exquisito, breve —apenas 100 páginas— y muy vivo, que ofrece una lección magistral de cómo debe ser una escritura depurada.

     La pluma de la ucraniana (Kiev, 1903 – Auschwitz, 1942) es de una pureza sublime. Trazos breves. Escasas pinceladas pero atinadísimas, sirven para pintar la psicología interior de los miembros de una familia de clase media venida a más que quieren comprar algo que no se compra con dinero: el reconocimiento de la alta sociedad parisina.

     El argumento es sencillo: un matrimonio estrena vivienda en un barrio lujoso de París y con el deseo de pavonearse ante la sociedad francesa de clase bien celebran un baile en su casa al que no dejan que asista su hija de 14 años. Esta prohibición desata la venganza de la pequeña ante la humillación que supone para ella no asistir al baile.

     Está escrita en primera persona y la autora escoge con esmero un ramillete variado de temas: la relación madre-hija, el juego de las apariencias entre clases sociales, el orgullo, la envidia, la necesidad de aceptación, la afirmación del yo (un yo adolescente, que emerge como un iceberg en forma de rebeldía) y la venganza.

     El ritmo es acompasado al principio, pero pronto cobra un tono febril hasta alcanzar un clímax excelente y sin perder, ni por un momento, ese afán espeleológico que tanto me atrapa. Me ha hecho disfrutar mucho. Como toda novela psicológica —esa que ahora llaman novela de personajes— se trata de encontrar un tesoro oculto, que la autora va tejiendo en cada frase, en cada momento vivido. Para buscarlo, una ha de adentrarse en tupidos paisajes de conciencia. Finalmente, ha sido una travesía estupenda. Un viaje rico y muy interesante por el alma turbia de los personajes. La autora ha sabido acercar su catalejo bien calibrado para enfocar el carácter esencial de cada uno de ellos. Ha explorado sus amarguras, sus zozobras y otras máscaras que visten de tonos satinados el atrezo de la hipocresía social.

    Irène Némirovsky tenía 27 años cuando escribió esta historia. Cuántos escritores quisieran tener obras de madurez con el virtuosismo y la astucia literaria que fluye en la pluma joven de esta autora brillante.

        Buenas tardes y buenas lecturas.

image IRENE

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