«Un grito de amor desde el centro del mundo» de Kyoichi Katayama

un-grito-de-amor-desde-el-centro-del-mundo     Como el calor pide lecturas ligeras, estrené el mes de julio escogiendo una novela que no me resultase muy pesada. Algún secreto en su prosa o un discreto aliciente de creatividad urdido en sus páginas me bastaba. Confieso haber acunado la expectativa de que iba a ser una lectura gozosa. Que iba a fascinarme, por eso de ser la novela japonesa de amor más vendida. Creí haber tropezado con una de esas obras que crecen con el tiempo, que envejecen a la par de quienes la van leyendo. El patinazo ha sido morrocotudo. Su lectura no me ha aportado nada. Y como una buena novela no ha de tener estación, idéntica opinión tendría si me hubiera acercado a ella en otoño, primavero o bien adentrado el invierno. Probablemente, es un texto para disfrutar cuando uno no posee mucho bagaje como lector o cuando se es muy joven. En definitiva, sus críticas edulcoradas no han evitado que me haya resultado un libro menor.

     Su autor, Kyoichi Katayama, nacido el 5 de enero de 1959 en Ehime (Japón) es autor vivo y debutó a mediados de los años 80 con la obra KehaiOtros títulos de su bibliografía son El año de Saeko, John Lennon o Shinjiru Na, Mangetsu No Yoru y Moby Dick Ga. 

     Un grito de amor desde el centro del mundo es un relato corto, de fondo romántico, si bien, repito, no posee hechuras literarias a la altura del éxito internacional que lo catapultó a la fama. Prosa cómoda, de argumento universal y fácil manejo. La historia es bonita, pero sembrada de tópicos. Despliega alguna concesión lírica cuando se detiene en la descripción de fenómenos de la naturaleza, sin que llegue a rozar el calado de una prosa que, por su estilo, merezca algún elogio. La sensación es más bien vaga y difuminada. Fondo triste y fortísima carga nostálgica.

     El argumento es una sencilla y breve historia de amor protagonizada por Sakutarô y Aki, dos jóvenes que se conocen mientras cursan estudios. Él es un adolescente ingenioso, bastante virgen a todo, que descubre en la ternura de Aki el despertar del sentimiento amoroso. Ella es una chica inteligente, hermosa y popular entre sus compañeros. El lector asiste al florecimiento del amor entre ellos, como desembocadura natural de una relación de amistad bañada de íntima complicidad. Sakutarô y Aki se enamoran como se enamoran los jóvenes: haciendo del amor una turbadora pasión. En paralelo a esta experiencia vivida, el abuelo vuelca en el joven salpicados diálogos que, a modo de secretos valiosos, le harán comprender a Sakutarô lo reconfortante que es para el que ama, hasta que llega el mismísimo momento de la muerte, el haber disfrutado de un amor intenso y pleno.

     Está escrita desde la pureza más absoluta, pero el relato no deslumbra en ningún momento. No emociona. No conmueve. No sale de su tibieza. Los escritores japoneses siempre me resultan algo fríos. Tampoco consigue despojarse de ese halo adolescente, en sordina, que hibrida fondo y forma hasta la última coma.

     La construcción narrativa que sujeta su fuerte tono nostálgico está bien conseguida, pero la nostalgia de lo vivido es instrumento muy recurrente para amueblar un relato. El japonés no crea nada nuevo. Al menos, nada que me haya seducido. Se ha limitado a explotar senderos abiertos por otros autores y, desde luego, mucho mejor trazados.

     Lo que salva al texto es la ternura que tiñe la relación del joven protagonista con su abuelo. Cómo las palabras del viejo empapan el alma recién estrenada del joven. Cómo el diálogo consigue borrar las fronteras inexorables de la edad, haciéndoles partícipes de un mismo juego. La apuesta por el amor. El amor venidero busca impulso en el amor pretérito. Bella arista con la que el japonés reflexiona sobre la experiencia universal del amor.

     Un grito de amor desde el centro del mundo ha inspirado una versión cinematográfica, una exitosa serie televisiva y ha sido ilustrada como cómic manga. Esto no añade mérito al texto. Pero tenía que decirlo. Yo sigo alimentando la sospecha, la callada sospecha, de que esta novelita japonesa, tan popular como vacía de esplendor narrativo, pronto se borrará de mi memoria y encontrará su acomodo en el olvido.

     Buenas noches y buenas lecturas.

katayama

Un comentario en “«Un grito de amor desde el centro del mundo» de Kyoichi Katayama

  1. Hola, leí el comentario en mi blog, te he contestado via email. Gracias.
    Respecto a este libro, admito mi ignorancia sobre la literatura japonesa actual más allá de Murakami y Oe. En todo caso es de alabar gente que lea, que reseñe y nos vaya ilumnando de tanto en tanto para no perdernos en la oscuridad del desconocimiento.
    Gracias y un saludo desde Ginés J. Vera y Maleta de libros.

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