«Lo que la marea esconde» de María Oruña

María Oruña (Vigo, 1976) ha escrito un thriller redondo. Un crimen de habitación cerrada, como los de Agatha Christie o Gaston Leroux, que asoma con el título «Lo que la marea esconde» como la cuarta entrega de la serie Los libros del puerto escondido. En esta serie solo repiten los investigadores (la teniente Valentina Redondo y su equipo), pero cada volumen es independiente y desarrolla una historia diferente de misterio e intriga.

El arranque de la trama trae ecos de clásicos del género, como «Diez negritos» o «Asesinato en el Orient Express». Un grupo de personas reunidas en un lugar apartado, al que parecen haber sido convocadas para cometer un asesinato. En este caso, la presidenta del Club de Tenis de la Bahía de Santander (Judith Pombo), una de las mujeres más poderosas de la ciudad, invita a ocho comensales a disfrutar de una cena en honor a un famoso tenista retirado. La cena se va a servir en una preciosa goleta que navega por la bahía. No llegarán a sentarse en la mesa porque la anfitriona, tras acudir un momento a su camarote, aparece muerta. Para el lector, todo sucede de un modo imposible, pues la puerta estaba cerrada por dentro, la escotilla había sido bloqueada previamente mientras los invitados estaban en el salón. Qué, quién y por qué son los tres enigmas del rompecabezas a descifrar. Hasta que se avanza en la lectura no se desvelará que había sido herida de muerte minutos antes de embarcar, corriendo idéntica suerte que la emperatriz Sissi.

Todos los que han subido a la goleta son sospechosos, ya que todos parecen tener motivos para querer acabar con la vida de la presidenta. María Oruña, muy diestra en novelas detectivescas, se recrea en la belleza de la bahía y consigue que nos deleitemos en la belleza de los escenarios. Acierta en el manejo de una prosa tan envolvente como ágil, y también en descripciones sin florituras ni detalles truculentos. Los capítulos se adornan de misterio, eslabones a los que nuestros ojos quedan encadenados queriendo descubrir dónde nos lleva cada pista. Y para que no decaiga la acción antes de la resolución del crimen, algún otro cadáver vuelve a reanimar, como decía Agatha Christie. Y así hace.

La novela se adentra, además, en el naufragio más íntimo de Valentina Redondo, un profundo dolor que ancló sus esperanzas y su vida en un pozo negro del que aún hay latidos. La teniente arrastra el fardo de una desgracia horrorosa y la narración desvela las circunstancias que explican su forma de mirar el mundo, sin frenar en absoluto el ritmo de la narración. Para poder navegar en el buque de la vida es preciso que los naufragios personales queden enterrados en el olvido para siempre. Con frecuencia, lo que la marea esconde de cada ser humano es lo que da valor a cada nuevo despertar, a la proeza de vivir cada día. En el caso de la teniente Valentina Redondo, se hace patente la confirmación de este axioma.

«Lo que la marea esconde» es una novela muy bien construida. Amena, distraída y recomendable para estos días de calor. No sé por qué en verano apetece el género.

Buenas tardes y buenas lecturas.

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