Uno de los mayores placeres para quienes amamos los libros es husmear entre las novedades editoriales por ver si damos con alguna novela que nos enamore. Al abrir sus páginas y leer las primeras líneas, ya podemos reconocer el hechizo. Si están bien escritas, nos abandonamos a su magia y deseamos que ese coqueteo inicial se convierta en un emocionante idilio con las palabras que nos mantenga embelesados hasta la última página.
Al cerrar las tapas de “La casa del Compás de Oro” siento que acabo de salir de mi último romance con las letras. La novela está escrita por la valenciana Begoña Valero y puesta en el mercado con el prestigioso sello de Grijalbo, que nos obsequia con una edición preciosa, sabedores de que una bella portada custodia mejor el secreto que duerme en sus pliegues.
Se enmarca en el género de ficción histórica y cuenta la vida de Christophe Plantin, ese gran desconocido que revolucionó la cultura en el siglo XVI por ser el mayor impresor y el primer editor desde la invención de la imprenta de Gutenberg. Un segundo personaje —en este caso, fruto de la fabulación de la autora— es Luis de Osuna, un hombre con alma de soldado que asoma en el texto tras una emboscada preparada por unos rufianes y cuya aparición inunda de luz el relato. Viste de caballero español que desertó tras luchar en los tercios de Flandes, llevando en la funda de su espada el único cargamento capaz de salvar al hombre de todos los males: la honestidad, la justicia, la integridad, y también, el amor por los libros. Libros que atesoran ideas que abren los ojos a muchos, o les conducen a la hoguera.
El personaje de Plantin me ha despertado una encantamiento imponderable. Nadie nos había hablado antes de Christophe Plantin. Nadie lo había escogido para contarnos su huella en las letras. Apenas conocemos quién fue, qué hizo, cómo vivió y cómo murió. Así que, tras el avistamiento del personaje, y seguramente, dichosa de rescatarlo como protagonista de su novela para nosotros, fantaseo a la autora inmersa en una aventura que ha permanecido oculta mientras daba cuerpo a la trama.
Como el amante amado, este libro es un homenaje a los libros de un modo extensivo. A todos los oficios que forman esta familia que es la letra impresa y a todos los que la aman. A los encuadernadores, impresores, editores, y también, a los libreros y lectores.
En cuanto al estilo, está escrita con una prosa de estirpe clásica, sobria y limpia capaz de despertar los cinco sentidos. Es fácil ver París, Lyon, Caen, Amberes, Bruselas…, oler la tinta de las prensas nunca ociosas en los talleres, saborear la amargura de enfrentamientos entre católicos y protestantes, tocar el cuero que embellece a los libros y escuchar los latidos de corazones que palpitan con el despertar de afectos de todo pelaje.
El tiempo en el que ha descansado en mis manos, la chispa indagadora por saber qué sucedió en aquel siglo XVI no solo no ha menguado, sino que las pavesas con las que vivía cada capítulo iban contagiando al siguiente hasta prender en mi ánimo un fuego imposible de sofocar. En estas páginas se albergan celos, venganzas, orgullo, traición, mentiras, pero también encuentran acomodo la lealtad, el honor, la amistad, la disciplina, la vocación, y por supuesto, se aposenta el amor.
“La casa del compás de oro” guarda fidelidad a esa pócima sagrada de Cicerón que indica que el designio de la literatura es que el libro eduque, divierta y conmueva. La fragua de Begoña Valero ha sabido dar con la alquimia de esa receta milagrosa y ha gestado una novela donde el lector aprende, se divierte y se conmueve. Este es el germen del hechizo seductor de los libros que nos enamoran.
En Begoña Valero he descubierto a una narradora con un instinto certero de saber qué debe decirse y qué debe amagarse para excitar nuestra atención, de qué palabra valerse para que se produzca en nosotros ese secuestro consentido que es leer con locura, una locura venial a la que podemos abandonarnos sin mesura. Crea, recrea, construye, imagina, evoca… La autora valenciana ha conquistado un territorio propio. Plantin ha conquistado a Begoña Valero y ella, de su mano, ha conquistado al lector.
Así que hoy recomiendo “La casa del Compás de Oro” y ruego a Dios que los libros, esos lazarillos que conocen todos los caminos, nos contagien su fe cuando nos visite la duda.
Buenas tardes y buenas lecturas.
Encuentro apasionada tu reseña que seduce a quien la lee empujándolo a sumergirse en «La casa del compás de oro». Muy pronto tendré la novela en mis manos y la presentaré en Torrent. localidad donde reside su autora. Quedas desde ya invitada.
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Me ha emocionado tu comentario. La novela de Begoña Valero te enriquece intelectualmente y al mismo tiempo es seductora y transmisora de un realismo que te invade hasta en lo personal. Como valenciano también feliz de que las autoras valencianas estén creando literatura de altísimo nivel. Enhorabuena.
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