Para quienes tengan poco recorrido en la novela de suspense recomiendo «El sótano» de Natasha Preston (1988, Inglaterra). Novela fácil, de redacción sencilla, trama asfixiante y final precipitado. La impresión al terminarla es similar a la que se tiene al desentrañar una madeja de lana muy rápido. A la inglesa le queda lejos ser una emperatriz del trhiller. No le voy a arrebatar el mérito de que se sujeta al canon del género y se lee bien, pero no posee el tufillo literario de quien tiene buen hacer en el oficio.

     La historia cuenta la travesía agobiante y las tretas de huida de una adolescente secuestrada por un psicópata que la tiene completamente aislada del mundo, encerrada en un sótano. Al llegar al zulo, la joven se encuentra con otras tres chicas, a quienes él ha cambiado el nombre por el de bellas flores. Para el secuestrador (Clover), ellas (Lily, Rose, Poppy y Violet) forman su jardín, que es, también, su obsesión.

     Las novelas de intriga, casi sin excepción, no solo han de estar muy bien tramadas sino también muy bien terminadas para ser redondas. Aquí, la joven narradora se sirve de una ficción durísima, desgraciadamente conocida en el mundo real, en la que las chicas que viven la historia no son las únicas protagonistas, sino cómo se sale de ese angustioso trance. Sin embargo, a su destreza en el inventar le falta músculo. La atmósfera creada no logra arrastrarse hasta el final de la escritura. No consigue que el lector cierre el libro con el regusto en el paladar de querer entrar en nuevas aventuras.

     Buenos días y buenas lecturas.